LAS GUERRAS IRMANDIÑAS: EL CLÍMAX DE LAS CRISIS BAJOMEDIEVALES

...En este tiempo se levantó toda la tierra. Y esto fue por la mala vida de los caballeros que no hacían sino hurtar y robar. Y por eso quiso Nuestro Señor volver por su pueblo que era este reino de Galicia, todo destruido por la mala vida de estos caballeros...

Rui Vázquez. Crónica de Santa María de Iria. Siglo XV

   Si miramos para atrás y analizamos las tensiones entre grupos sociales, no nos darían los dedos de las manos (ni tampoco sumando los de los pies) para contar todos los enfrentamientos, sublevaciones y protestas por el modo de ejercer el poder que han tenido lugar en la Historia.

   Las Guerras Irmandiñas marcaron un antes y un después en las revueltas campesinas, concretamente antifeudales, no solo de Galicia, sino en la Península y hasta Europa.

   Eso sí, hartos estaban en muchos sitios, por eso encontramos levantamientos como La Grande Jacquerie (1358) en Francia (tras la cual las revoluciones de este tipo se denominarían jacqueries) o La revuelta de los Turbantes Rojos (1351) y otros movimientos campesinos en China.

   Revueltas campesinas las lleva habiendo desde hace siglos, desde las revueltas de esclavos en Roma hasta las protestas de los trabajadores agrícolas y ganaderos (el bloqueo urbano con tractores, por ejemplo) o realmente cualquier manifestación obrera que reclama mejores condiciones de vida y trabajo de hoy en día.

   Como hemos estudiado en Historia, la presencia nobiliaria, de gran importancia en Galicia, buscó distintos medios para expandir su territorio y acrecentar su renta dadas las crisis bajomedievales que ponían en riesgo su riqueza y estabilidad. Atacar a débiles propiedades de la Iglesia y subir la tasa de impuestos fueron unas de las medidas. Por lo tanto, el pueblo gallego, avasallado (nunca mejor dicho) por las enfermedades y las malas cosechas se rebeló contra la nobleza con el ansia de detener la injusticia fruto de la ambición del señorío feudal. Las etapas fueron dos, y *spoiler alert*, pese a pasar a la historia, no consiguieron cambiar sus condiciones, y, de hecho, fueron castigados por exigir los derechos que merecían.

1ª GUERRA IRMANDIÑA: A IRMANDADE FUSQUENLLA (1431)

   El primer avistamiento de revolución se remonta a 1431, con la creación de la Irmandade Fusquenlla. Esta asociación, de carácter libre y voluntario, estaba conformada no solo por campesinos, sino por parte de la baja nobleza y clero. Pero, ¿cuál fue el motivo de su fundación? Bueno, dicho grupo estaba sujeto a las continuas exigencias de los nobles, por lo que decidió alzar la voz contra sus abusos.

   Su primer y principal objetivo fue Nuño Freire de Andrade, apodado "O Malo", cuyo castillo fue incendiado por centenares de vasallos provenientes de Ferrol y As Mariñas, liderados por Roi Xordo. Junto a este hidalgo, la revolución fue cobrando fuerza y se extendió a otras comarcas. La sed de justicia los llevó tras Andrade, quien se refugió junto a su familia en Compostela, y en donde además consiguió aplacar el levantamiento en la Batalla de Eume.

   A decir verdad, aún si la Irmandade Fusquenlla no era ni mucho menos una organización desordenada o espontánea, su sistema estructural jerárquico era tan sencillo que provocó indirectamente la derrota irmandiña, pues era difícil coordinar los pequeños grupos en los que se organizaban. Es probable que la sublevación hubiese alterado los nervios de la nobleza, provocando que esta huyera. No obstante, con los siguientes motines, se hizo notorio la falta de planificación estratégica, por lo que los detuvieron y derrotaron.

   Tras numerosas batallas y muchos años después, la sociedad gallega vuelve a intentarlo en la Gran Guerra Irmandiña.

2ª GUERRA IRMANDIÑA (1467 - 1469)

   Hasta 80.000 gallegos se levantaron contra la nobleza y el arzobispo de Santiago de Compostela entre los años 1467 y 1469; hartos del abuso señorial que constantemente ejercían de forma brutal sobre el pueblo.

   Todas las clases sociales unieron sus fuerzas una vez más, desembocando en la destrucción de más de 130 fortalezas y castillos, y en la expulsión de los nobles, los cuales, ante esta situación, huyeron a Portugal y Castilla. Será en estos lugares donde posteriormente encontraron el apoyo necesario para derrotar a los irmandiños.

   Como objetivos principales, el pueblo buscó y atacó el linaje de los Lemos, Andrade y Moscoso.

   Esta caótica y sangrienta situación estalló simultáneamente en toda Galicia, a la cual también contribuyó el vacío en el poder de Castilla, debido a la guerra civil entre D.Alfonso y Enrique IV.

   La presión y destrucción no sirvió finalmente para nada, ya que, desde distintos puntos, comenzaron a ser derrotados.

   Tras el fracaso, el pueblo fue sumido en una gran represión, mientras que los líderes fueron ejecutados y el resto de revolucionarios se vieron obligados a reconstruir las fortalezas y castillos destruidos por las revueltas irmandiñas.

   Actualmente, estas revueltas se ven como un hecho notorio en la historia de Galicia, siendo destacadas su recreación en Monforte y Ponferrada. Además, es sujeto de diversos proyectos artísticos, como los literarios (con la numerosa publicación sobre el tema), o escenográfico y musical como "O Poder do Arcabuz", representado entre 2015 y 2017 en colaboración con Quique Peón Cía y Xacarandaina, un espectáculo y festival de música en directo, teatro y danza que transportaba a la Revuelta Irmandiña a través de 100 artistas.

   Y es que pese a sentir la injusticia que sufrieron nuestros antepasados, es gracias a este tipo de sucesos por los que sabemos que exigir nuestros derechos es algo de lo que nunca debemos avergonzarnos, y una causa por la cual debemos luchar hasta que todas las personas sean iguales en condiciones.

"Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres"

Escrito por Elba Meléndrez Bergantiños, Alba Rivas Neira y Carmen Escolante Beamuz de 2bacE. / Edición de imágenes por Elba Meléndrez Bergantiños.