La Gran Armada

17.11.2022

En verano de 1588, tuvo lugar uno de los acontecimientos más memorables que cambio el curso de la Historia. Felipe II ordenó reunir una Gran Armada. Su objetivo consistía en iniciar una arriesgada operación marítima contra la Inglaterra protestante de Isabel I y restablecer el catolicismo.


En 1558, murió María Tudor (hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón), reina católica de Inglaterra y esposa de Felipe II. Su reinado se caracterizó por intentar anular la Reforma anglicana de Enrique VIII, persiguiendo y ejecutando a la oposición protestante. Debido a esta política sería conocida como 'Bloody Mary' por sus enemigos. Después de su muerte, su hermanastra protestante Isabel I (hija de Enrique VIII y Ana Bolena), heredó el trono. su reinado, del 1558 al 1603, supuso el inicio de las hostilidades entre los reinos de Inglaterra y España aumentando las tensiones considerablamente. Isabel I persiguió a los católicos ingleses con el objetivo de revertir la anterior política de María Tudor.

La reina inglesa financió a los protestantes europeos en sus acciones contra Felipe II y también desafió el monopolio comercial español sobre América. Para esto patrocinó a corsarios para que acosaran a los buques españoles. La reacción de Felipe ll fue mandar una armada para acabar de una vez con las islas británicas.

La Armada Española al mando de Alonso Pérez de Guzmán, debía coordinarse conjuntamente con el ejército de Farnesio para el éxito de la operación. El plan consistía en arribar toda la flota frente a las costas de Calais para transportar al ejército de tierra e iniciar posteriormente el desembarco en Inglaterra. Esta misión tendría lugar en las playas de Margate, cerca de la desembocadura del Támesis. Desde allí, las tropas desembarcadas avanzarían en dirección a Londres para derrotar a Isabel l.


La Armada Española se componía en torno a 130-140 barcos, unos 7.000 marineros y 19.000 soldados. Ésta estaba formada por las escuadras de Portugal, Castilla, Vizcaya, Guipúzcoa, Andalucía, Levante, Urcas, además de 4 galeazas napolitanas, 21 o 22 pataches y zabras, 10 carabelas y 10 falúas. El ejército de Flandes estaba compuesto por unos 27.000 veteranos.

En cambio, la Flota Inglesa estaba formada por unos 197 barcos y 15.925 hombres. Dicha escuadra estaba integrada a su vez por los Barcos de Su Majestad (40 barcos y 6.500 hombres, destacando el Ark Royal) y por la flota de Francis Drake (15 barcos y 2.294 hombres). Además, la ciudad de Londres proporcionó 30 navíos más, a los que se añadirían 33 navíos y 20 barcos costeros al mando del lord almirante, 23 barcos mandados por lord Henry Seymour y otros 23 barcos voluntarios pagados por la reina.

El 29 de julio, la Armada Española fue divisada por el capitán Thomas Fleming en su entrada en el Canal de la Mancha. A las nueve de la mañana del 31, comenzaron los primeros combates entre las dos flotas.

En la madrugada del 8 de agosto, la Armada Española fue atacada por ocho grandes brulotes cargados de explosivos. Esto provocó una gran estampida general y la difusión de toda la flota española. Horas después, se produjeron combates frente a las costas de Gravelinas y Ostende, tomando la iniciativa la flota inglesa. A pesar de los intentos de España por reagrupar la flota, numerosos temporales la desviaron hacia el norte. Sin posibilidades de desembarcar en Inglaterra, la Armada se tuvo que retirar bordeando Escocia e Irlanda. Durante esta distancia, ocurrieron los episodios más trágicos a causa de los naufragios sufridos y al ajusticiamiento de las tropas llegadas a Irlanda por orden de Isabel I. A pesar de ello, Medina Sidonia pudo salvar la mayor parte de la flota consiguiendo llegar a los puertos del norte peninsular. 

La misión había fracasado. Las flotas hispánicas se había desvanecido frente a las costas británicas. 



A pesar de estos datos históricos existen diversos artículos y noticias que desmienten muchos rumores a cerca de la gran Armada.


Se dice que no es del todo cierto que se hundieran tantos barcos de la flota española como se cuenta ya que de los 137 barcos que zarparon de Lisboa, a pesar de la pérdida inicial de varios de ellos a causa de las tormentas en el Golfo de Vizcaya, llegaron a entrar en el Canal de la Mancha aproximadamente 122 buques de todo tipo. Tras el combate de Gravelinas y los naufragios en las costas de Escocia e Irlanda el resultado final fue que unas dos terceras partes de la flota (aproximadamente 87 barcos) regresaron a España, siendo reparados posteriormente.

También hay afirmaciones de que la Contra-Armada inglesa de 1589 fue una derrota mayor para Inglaterra, pues sus bajas serían mucho más numerosas (miles de muertos en A Coruña y otros a causa de enfermedades en su huida), la venganza de Inglaterra resultó un rotundo fracaso considerándose una de las mayores catástrofes navales de su historia, algo que consiguieron silenciar muy bien al igual que harían un siglo y medio después con la monumental derrota que sufrieron en Cartagena de Indias.

Varios reportajes asignan este hecho histórico como el mayor bulo de la historia de Inglaterra. El mito de la batalla naval contra la armada hispánica en 1588 ha sido utilizado por monarcas, escritores, artistas y políticos británicos desde hace mas de cuatro siglos en adelante.  


 

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