AS GUERRAS PÚNICAS: MAIS INFO SOBRE ANIBAL 

24.11.2022

Antes de comenzar debemos tener claro quién fue Aníbal y cuál fue su papel a lo largo de la historia. Aníbal fue un general y estadista cartaginés del siglo III a.C. Fue uno de los estrategas más destacados de la Antigüedad. Amplió las conquistas de Amílcar, su padre, en la península Ibérica y condujo sus ejércitos a través de los Alpes para invadir los territorios itálicos. Durante la segunda guerra púnica, debido a las derrotas que infligió a la república romana, estuvo a punto de cambiar los destinos del mundo. Murió derrotado sin poder llevar a cabo el propósito que había animado toda su vida: vencer a Roma y recuperar para Cartago el dominio del Mediterráneo. ¿Pero por qué no cumplió su propósito de atacar y derrotar Roma cuando pudo hacerlo?


Este importante enigma histórico tiene lugar mientras los romanos se encuentran en la península ibérica debido a que tenían el objetivo estratégico de privar a sus enemigos los cartagineses de hombres y recursos, lo cual lo hace aún más extraño. Los romanos no entendieron el motivo por el qué no intentó atacar y destruir la ciudad, cuando su ejército y él pasaban próximos a esta. Con lo que los romanos imaginaron la imagen de un Aníbal a las puertas de la ciudad acobardado por lo que se extendía ante sus ojos. Pero, la realidad de esta es que existen varias teorías al respecto, aunque pocas tienen en cuenta que en una guerra hay muchas formas de cobrarse ventaja ante un contrincante.


La teoría más apoyada y más convincente es que Aníbal se frenó de atacar Roma porque no contaba con el equipamiento ni los suministros necesarios para acometer un ataque así. A pesar de que en la ciudad del Tíber únicamente permanecían milicias urbanas, constituidas básicamente por aquellos ciudadanos que aún no estaban capacitados para combatir.


Los hombres de Aníbal probablemente eran superiores en número y, por supuesto, en calidad, pero si hubiera insistido en atacar Roma sin la equipación adecuada se habría dejado la mitad del ejército en el intento. Un precio demasiado alto a pagar para alguien que no tenía posibilidad de recibir refuerzos y que no pensaba salir de la península itálica. Su situación en la Península itálica era precaria, siendo su principal objetivo derrotar a Roma aislándola diplomáticamente y debilitando su poder frente a sus aliados latinos.

Aníbal desplegó una intensa labor diplomática en el sur de Italia aprovechando el efecto de su victoria. Pactó con varias ciudades italianas y garantizó su autonomía con el fin de establecer un protectorado en el sur de Italia y Sicilia. El fin último era quitarles a los pueblos de Italia el temor hacia Roma y devolverles la independencia. Además, esos meses le sirvieron para sanar las heridas, puesto que muchos de sus hombres se encontraban afectados por el escorbuto y los caballos por la sarna.

Por otra parte, otra teoría que existe procedente de una corriente historiográfica, con un carácter más romántico, relata que la intención de Aníbal no era de reducir a las ruinas Roma, simplemente porque él no era un destructor. Según estos autores, el cartaginés despreciaba el brutal imperialismo romano y por eso quería liberar a los pueblos itálicos de la opresión, pero no odiaba la cultura romana ni pretendía destruirla. Sicilia y Cerdeña debían ser devueltas a Cartago, así como Cartago debía triunfar, pero no a costa de destruir por destruir. Una visión exageradamente romántica que, de ser cierta, se revolvió contra el propio Aníbal. Siendo Roma al final quien destruiría la capital de Cartago varias décadas después.


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